Nos enteramos de la existencia del Aquidabán porque era la única opción para acceder al Alto Paraguay. Durante los seis meses que dura la época de lluvias los caminos del Chaco se tornan intransitables debido a la greda mojada, lo que nos obligó a desviarnos hasta Vallemí para tomar el barco.

Sabíamos muy poco sobre la travesía y lo que nos íbamos a encontrar. Nuestra amiga Moni nos contó que poca gente va hacia allá. Muchos dicen que no hay nada para ver, pero nuestra experiencia nos indicaba que esos sitios desprovistos de turistas son los que más historias tienen para contar. No nos equivocábamos.
De lejos el Aquidabán parecía un barco carguero como cualquier otro. Las cajas y mercadería acumuladas en la proa, los tablones de madera que se acumulaban en sus bordes y la clásica bocina de puerto, no lo desmentían. Pero ni bien se acercó al muelle la gente se amontonó intentando subir lentamente todos juntos, como si dos manos invisibles los empujara por detrás y por los lados. Con el poco espacio que les proveían los maderos de alguna forma se las ingeniaban para dejar pasar a los ancianos y a los niños. “Es que el Paraguay es así, solidario”, diría Tati.



Aquí fruncí el seño. “El barco es pequeño para tanta gente. ¿Dónde viajan?”, pensé. La travesía dura tres días desde Concepción hasta Bahía Negra donde pega la vuelta para emprender su retorno. Estas poblaciones dependen completamente del barco durante casi todos los meses del año por lo que se amoldan al contexto y se apretujan para dejar lugar al siguiente que intente subir. Cuando deja de funcionar quedan incomunicados.
En cada parada veíamos una aglomeración expectante de personas provenientes de estancias y pueblos cercanos que esperaban pacientes mientras la encomienda pasaba de mano en mano, de forma desorganizada. Aquí también viajan los productos de necesidad básica, silenciosos entre tanta mercadería que es vendida mientras se recorre el río Paraguay. Transitando la parte de abajo ves en el centro las tiendas de frutas, chicles, enlatados, ropa, gomitas para el pelo y todo tipo de cosas que se utilizan en la vida diaria. En las paredes del lado opuesto y entre los productos del mercado, cuelgan hamacas paraguayas donde ocasionalmente algún vendedor descansa.



Humberto maneja la cocina. Lo encontrás en el segundo piso, entre ollas y gente que viene y va en busca de un plato de comida por 10’000 guaraníes. Y sí que es bueno. Todos van rápido a la hora del almuerzo porque alcanza solo para veinte personas y el que llega a lo último se queda sin comer. Apenas terminás hay que devolver el plato para que lo laven y lo pueda utilizar el siguiente, no hay suficientes. Nos divertimos y conversamos con la gente en medio del bullicio del comedor donde nadie se conoce pero todos se hablan y ríen. Ahora lo digo yo: es que los paraguayos son así, siempre pacientes y joviales aunque las circunstancias intenten llevarlos hacia el lado contrario.


Durante la época de verano la temperatura asciende a los 40º C mientras que en invierno puede descender a 3º C. Los espacios más calentitos son los que se encuentran junto al motor y la cocina. Aquí fue donde dormimos sentadas en bancos de madera y recostadas hacia delante, sobre los bolsos. Algunos colocan lonas sobre el suelo para poder dormir. Las hamacas cuestan 25’000 y los camarotes 30’000 guaraníes pero hay pocos y se reservan rápido. Conviene llevar una lona para apoyarse ya que las sábanas no parecían ser cambiadas frecuentemente. Durante la noche tuvimos mucho frío pero el día fue caluroso. Nadie parecía quejarse de las inclemencias del clima, toca lo que toca.


Llegamos a Fuerte Olimpo y, una vez abajo, volteé para despedirme con un “hasta pronto”. El Aquidabán es un mundo de madera flotante. Una unión de pueblos y un mercado ambulante donde todos conviven por tres días hasta llegar a casa y abrazar a la familia. Quedé con el cuello dolorido pero con recuerdos gratos revoloteando en la mente. ¿Viajar en el Aquidabán? Solo para aquellos buscadores de historias que gusten de conocer la realidad paraguaya contenida entre tablones añejos.
FUERTE OLIMPO SUSPENDIDA EN EL TIEMPO
La ciudad se encuentra sobre el río Paraguay, al este del Chaco y cerca de los territorios de los inmensos humedales llamados Gran Pantanal, que cada tanto atrae yates lujosos con grupos de brasileros aficionados a la pesca.

Fue dispuesta entre dos pequeñas colinas empinadas y rodeada por un gran muro de cuatro kilómetros de extensión. Fundada en 1792 con el nombre de Fuerte Borbón por el Virreinato del Río de la Plata, tenía como primer fin dificultar las incursiones portuguesas. Más adelante cambió de nombre, quizás haciendo alusión al Monte Olimpo de los griegos.


En contadas ocasiones se utilizó como emplazamiento militar estratégico. Fue base de operaciones para la ofensiva en el Mato Grosso durante la Guerra de la Triple Alianza, que muchos argentinos desconocemos pero cuya historia aquí aún se cuela en los huesos, y volvió a adquirir importancia durante la Guerra del Chaco contra Bolivia en los años 30.



Hoy en día no queda más que el Fuerte Borbón en una de las dos colinas, como si su pasado bélico hubiera sido un sueño. Y en el cerro opuesto, en un grito silencioso de oposición, se encuentra la Catedral de María Auxiliadora.

El padre Luis, de origen italiano, nos recibió con cordialidad y nos mostró el pequeño museo sobre los usos y costumbres de las antiguas comunidades aborígenes de la zona. Un cartel inmenso de prohibiciones me llamó la atención. Alrededor de 1870 llegaron los latifundistas, que talaron los quebrachales esclavizando a los indígenas y dando comienzo a la época del “ciclo del tanino”. A medida que se deforestaba las tierras eran utilizadas para la ganadería extensiva lo que transformó a Fuerte Olimpo en un puerto fluvial para la exportación.
Carlos Casado era un argentino dueño de Puerto Casado, que se apropió de muchas tierras expropiándoselas a los indígenas y desposeyéndolos de sus derechos. Su cartel de prohibiciones me provocó un rechazo instintivo y uno de esos temblores en la nuca que te dan ganas de ser una diosa vengadora que todo lo puede para volver en el tiempo e impartir un poco de justicia a costa de su propia existencia, porque no debo olvidar que muchos argentinos nacimos gracias a ese tipo de injusticias.




El pueblo en sí tiene poco por recorrer para aquellos que no prestan atención a los detalles culturales como el cartel que indica que allí se venden “remedios” para el tereré. La vida social pareciera girar en torno a la plaza principal, en forma de V, que se llena de adolescentes y niños por las tardes. Muchas de las casas dejan entrever su antigüedad en su arquitectura colonial.



Si intentan encontrar helado artesanal me avisan porque al parecer cuando llega el barco recién comienzan a hacerlo, gracias a la mercadería recién traída. Luego de una de esas esquinas donde nos dijeron que no había helado, Tati quedó impactada frente a una cabeza de vaca descongelándose sobre una mesa. Estaba a punto de ser trozada para el almuerzo.




Un poco alejado del centro se encuentra la comunidad Yshyr; Paraguay tiene muchas culturas además de la guaraní. Una señora, con las compras sobre la cabeza y una escoba casera en la mano, nos llevó por las embarradas calles de su barrio. Nos encontramos con una de las maestras del colegio que nos pidió que difundamos la necesidad de calzado impermeable para los niños. Demasiado barro y animales para que sea saludable caminar descalzos por allí.





Al día siguiente nos pusimos a dar el taller de globología en la plaza. La ayudé a pesar de que los niños insistentes me saturan un poco. Debo reconocer que los veo como adultos por ende no me causa ninguna emoción positiva tener una niña a mi lado que no para de pedirme en tono imperativo que le haga un elefante cuando ya le hice un perrito y hay veinte compañeritos que aún no tienen nada.
Miré al cielo, pedí que se termine la tortura de la niña gritona y miré a Tati con cara de “te lo pido por favor, huyamos”. Y huimos en busca de algo para comer. Por la tarde regresamos y nos hicimos amigas de un grupo de niñas para nada gritonas que bailaban tan bien como si hubieran sido poseídas. Entre bailes, risas, clases de guaraní y un poco de intercambio cultural el reloj marcó la hora de partir. De nuevo al Aquidabán. ¡Adiós pueblo de sonrisas abiertas y brazos extendidos!


CÓMO LLEGAR A FUERTE OLIMPO
En época de lluvias sólo se puede llegar a través del barco Aquidabán que parte semanalmente desde Concepción y recorre diferentes muelles hasta Bahía Negra. Desde Vallemí a Fuerte Olimpo cuesta 90’000 guaraníes por persona y hasta Bahía negra 110’000.




En la estación seca existe la posibilidad de acceder mediante vehículos 4×4. Se debe tomar la ruta Transchaco hasta Cruce Pioneros en el km 410 y luego ingresar a un camino no pavimentado hasta Fuerte Olimpo (365 kilómetros). Otra opción es llegar hasta Loma Plata y recorrer 335 kilómetros por otro camino no pavimentado. Desde Loma Plata también es relativamente fácil conseguir taxis aéreos. Fuerte Olimpo posee una pista de aterrizaje de tierra.



gracias por visitar paraguay y hablar bien sobre este pais
El placer fue mío Vero. Nos sorprendió mucho este destino, sobre todo gracias a su gente.
me encanto recorrer con ustedes y recordar al «AQUIDABAN» , cuando era pequeña si que viajabamos pero mucho mas comadas , era la epoca linda.. y ver la explocion de flores y animalitos salvajes, todo el ecosistema maravilloso, que esta vez no tocaron . y la vista al pantanal magnifico, la «CATEDRAL DE LA VIRGEN MARIA AUXILIADORA » MARAVILLOSA Y SE CONSERVA MUY BIEN,, CREO QUE EL TIEMPO PASO Y SERA MAS O MENOS 75 AÑOS DEL INICIO DE LA CATEDRAL.. NOSOTROS LOS MANGABEIRA TENEMOS ALGUNOS DOCUMENTOS HISTORICO DEL INICIO DE LA CATEDRAL, MIS PADRES DON MANUEL MANGABEIRA (BRASILEÑO) Y ESPOSA MARIA OLGA CASAL DE MANGABEIRA(PARAGUAYA) FUERON LOS PRIMEROS PRESIDENTE DE LA COMISION PRO TEMPLO DE MARIA AUXILIADORA… HOY PUEDO DECIR QUE SOMOS SUS HIJOS Y YO OLIMPEÑA QUE JAMAS OLVIDO A MI PUEBLO .- GRACIAS POR HACERME RECORDAR TAN IMPRESIONANTES LUGARES.. CORDIALMENTE Y MUCHO CARIÑO .-
Que lindo Sulma lo que nos contos. Creo que fue el lugar que más disfrutamos, su gente es hermosa.
Muchas gracias por todo lo que ha escrito sobre nuestro país, ha hecho realidad lo que muchos quisiéramos, escribir acerca de estos viajes inolvidables de tantos tiempos ….Y tamibén las hermosas imágenes que muestra….!
Tienen un país hermoso!!!
se le llama escoba de typychahu al de la foto, la cabeza de vaca (vaka akangue) rico se come todo
Gracias por el dato!!! 🙂
Excelente material….!! Gracias y saludos desde el norte – pero de Paraguay – Soy de Concepción.
esperctacular felicitaciones y vuelvan siempre a paraguay
Tengo muchas ganas de conocer Paraguay, por distintos blogs de viajeros llegué a conocer su experiencia por estas tierras. Me gustaría saber si en enero se dificulta mucho por las lluvias, o no.. y si existe la posibilidad de tomar un tramo del barco hasta Porto Moutinho para luego seguir hasta el Bonito. Gracias por los relatos, contagian las ganas de viajar… saludos!
Hola Soledad! No iría en épocas de lluvia. Desde Paraguay no creo que haya barco pero quizás me equivoco. Lo mejor sería contactar a una agencia de turismo. Abrazos!
YO QUIERO VIAJAR A FUERTE OLIMPO DESDE ASUNCION COMO HARIA XQ VOY DESDE BUENOS AIRES HASTA ASUNCION Y DESDE AHI NO SE COMO SEGUIR .. Y NECESITO ALGUIEN QUE ME GUIE COMO LLEGAR HASTA ALLA.. GRACIAS.. QUEDE LOCO POR IR AHI ..
Deberías ir hasta alguno de los puntos donde sale el barco, en el centro hay agencias de turismo que te pueden ayudar aunque el barco no es turístico.
Hola chicas su blog me ha ayudado bastante , solo me resta una duda el alquidaban tiene viaje todo el año? Yo pretendo tomarlo desde vallemi
Hola Mary, fui hace mucho pero podrías contactarte con alguna agencia de turismo que seguro te saben responder. A mi entender sí.
Gracias por los datos. Voy a visitar la ciudad proximamente. Muy bien redactado
Exclente travesia!! saludos