Comenzaré el post con una negación: no tenía ganas de escribir sobre España. Si te estás preguntando qué paso de malo allá estás enfocando mal la pregunta. Lo que retuvo mi pluma fueron las cosas buenas. Desde el primer momento que puse un pie en Madrid sentí que estaba soñando. Mi vida de moto, carreteras, viajes, soledad, edición y barro de repente se vio interrumpida por un avión que me suspendió en el aire y jamás me dejó volver a pisar tierra hasta que volví al mismo lugar de donde partimos; o al menos eso pensaba.
Ayer medio dormida miré uno de los tantos mensajes acumulados de Whats App que voy respondiendo de a poco cuando tengo internet. Era de una amiga preguntándome si se salteaba Valencia en su viaje a España. Como por ahora no conozco tantos lugares del país podría haberle dicho que le preguntara a algún conocido, pero no pude. Comencé a recordar con cierta añoranza mis salidas a solas por Valencia. Esa incesante búsqueda de detalles que se sucedían ante mis ojos como si mi mente los estuviera creando adrede a medida que mis pies avanzaban por los callejones de El Carmen.


El Carmen es la parte antigua de la ciudad. Barrio que me entretuvo por días entre enormes murales, gatos pintados en cada recoveco, el espía en blanco y negro de cara vendada y corazón en el pecho que miraba asomándose a cada vuelta de esquina, las caras de niño de las tuberías que cada tanto aparecían con máscaras tejidas en lana, partes de la antigua muralla rodeadas por estrechos balcones con azulejos azules y hombres pulcros regando sus alegres flores. Las iglesias antiguas, sus fuentes y cada ventanal de El Carmen contrastaba con los autos modernos y el mercado central, cual casita de cristal moderna, en la Plaza Ciudad de Brujas.

La primera vez que salí del viejo centro me sentí en Buenos Aires pero con edificios bajos, un poco más organizado, un poco más de cielo y de aire. Caminé por el parque que ocupa el antiguo cauce del Río Turia y me entretuve mirando a los valencianos hacer ejercicio. Algunos corrían solos, otros con sus perros, otros iban en bici y, escondidos entre unas ruinas, encontré dos hombres levantando piedras. Las flores y el verde cubrían mi visión mientras pasaba, uno tras otro, bajo los puentes.

Con unas amigas de la infancia fui a recorrer la Ciudad de las Artes y Las Ciencias. L’Hemisfèric, rodeado de agua cristalina, parecía un ojo incoloro, como si el celeste se hubiese volcado fuera. El Museo de las Ciencias Príncipe Felipe me recordó al esqueleto de un dinosaurio e infantilmente me sorprendí cuando me dijeron que el arquitecto se basó en ello. Caminamos entre los jardines con arcos flotantes de L’Umbracle hasta una baranda que nos brindó una vista panorámica. Que lugar más bello. Infortunadamente, según me contaron, el arquitecto se dedica a obras que sacan suspiros pero que son inútiles. Un claro ejemplo es El Ágora con su peligro de derrumbe al intentar abrir el cielo raso retráctil en un Open de Tenis. De todas formas es agradable caminar entre diseños tan novedosos. Disfruté del paseo.

Entre la ciudad vieja y la nueva se teje, cual hilo invisible, una red de curiosidades culturales que solo un extranjero podría notar. Caminando por la calle me encontré a un señor que vendía unas ramitas llamadas regaliz. Un amigo me contó que le gustaba mucho porque le hacía recordar a su infancia. Me alegré porque le quería regalar la mía, tenía un sabor demasiado fuerte para mi paladar. Mientras caminábamos pasamos una tienda de horchata y me explicó que es una bebida típica de la zona. Valencia tiene muchas cosas típicas y propias. Tanto que incluso tiene su idioma que por más que sea similar al catalán presenta bastantes diferencias. No es un idioma muerto: si te sientas en una plaza de barrio o en el mercado verás a las señoras hablando valenciano. El cambio de idioma por algún motivo me hace sentir bien, me hace sentir de viaje.

Hoy le escribo a mi amiga para decirle que vaya a conocer Valencia. Si me pide que le recomiende un rincón le diré El Carmen. Si me pide un rincón de El Carmen le diré todos. El Carmen está hecho de rincones.


CÓMO LLEGAR A VALENCIA
Los medios de transporte disponibles dependen de tu punto de partida. Una recomendación barata y cómoda es BlaBlaCar que te permite compartir los gastos con alguien que tenga auto y vaya hacia el mismo lugar. Suele ser seguro si verificas bien las opiniones de la gente que viajó anteriormente con el mismo conductor. Esta fue la opción que yo utilicé para ir y volver desde Madrid.


También puedes llegar en bus o en tren. Los horarios nocturnos suelen más baratos si reservas con anticipación. Si ninguna de estas opciones te resulta cómoda, Valencia cuenta con un aeropuerto ocho kilómetros al oeste.

DONDE HOSPEDARTE EN VALENCIA
En la web encuentras cantidad de hostels pero dos opciones recomendadas son: 1) buscar alojamiento a través de Airbnb; 2) de un buscador completo que te lleva a más opciones y tiene una modalidad parecida: hundredrooms.com.

QUÉ VER EN VALENCIA
Comenzaré por la Catedral de Santa María. Construida en el siglo XII con un estilo gótico y una puerta principal barroca, tiene en su interior el Santo Grial del siglo I que fue donado por Alfonso el Magnanimo en 1456 y que actualmente es reconocido por la iglesia.
Desde allí se puede recorrer el Barrio El Carmen que forma parte del casco histórico. Se encuentra protegido por una muralla musulmana del siglo XI al este y por otra cristiana al oeste. Allí podés visitar las Torres de Quart, de igual diseño, que eran las puertas de acceso a la ciudad de la muralla árabe desde Castilla. Las Torres de Serrano, cerca de las de Quart, forman parte de una de las 12 puertas que custodiaban la muralla cristiana en el siglo XIV. El acceso se encuentra permitido para disfrutar de la vista panorámica de la ciudad.
También te van a llamar la atención el Palacio del Marqués de Dos Aguas, con su entrada tan peculiar, y, cerca de la Plaza de la Virgen, el Tribunal de las Aguas aunque sea solo por su historia peculiar. Desde hace cientos de años, cada jueves a las 12 horas sus jueces se encargan de resolver conflictos por el uso y aprovechamiento del agua de riego entre los agricultores.


El Carmen posee dos mercados famosos. El primero es el Mercado Central, el más reconocido en Europa dedicado a productos frescos. El edificio, con su arquitectura modernista llama mucho la atención. El segundo es la Lonja de la Seda que fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco y cuyo estilo gótico me encantó.


Fuera de El Carmen, la Ciudad de las Artes y las Ciencias vale la pena la visita. Su arquitectura moderna se la debe a Santiago Calatrava. Los diferentes edificios se encuentran basados en la anatomía humana y animal. Aquí se encuentran salas de proyecciones de cine IMAX, el planetario, un museo interactivo de ciencia, el acuario oceanográfico más grande de Europa y salas dedicadas a la música y a las artes escénicas. Además se puede caminar por los jardines con arcos flotantes de L’Umbracle, que brinda una vista panorámica de la zona. Llegar es fácil ya que se encuentra al final del parque que ocupa el antiguo cauce del Río Turia y cuyos jardines se prolongan por nueve kilómetros en los cuales los valencianos realizan actividades físicas diversas.



Si te gustan los museos, el Museo de Bellas Artes posee obras de autores como El Greco y Goya, entre otros, mientras que el VAM (Instituto Valenciano de Arte Moderno) presenta artistas contemporáneos como Julio González, Miquel Navarro e Ignacio Pinazo. Si llegas al Palacio del Marques de Dos Aguas para preciar su fachada, también te recomiendo ingresar ya que es la sede del Museo Nacional de Cerámica y las Artes suntuarias González Martí. Podrás ver carruajes, indumentaria de época y cerámica.

Algunas de las cosas que no hice pero me aconsejaron hacer fueron: ir a la playa (sí, Valencia tiene salida al mar), tomar horchata (bebida no alcohólica clásica de la zona), vivir la noche nocturna de El Carmen (lo hice pero queda entre nosotros, ¿cierto?) y vivir la fiesta de las Fallas con sus vestidos típicos y sus enormes carrozas (del 15 al 19 de marzo). Deberé volver en marzo.

Puro arte en las callejuelas valencianas, se respira una aire bohemio verdad mezclado con estructuras del medioevo y del siglo 19 no ? hermosas fotos sin dudas. Pd, sos petisa, no vas a llegar nunca a la marca dejada por el agua……………
saludos
jajaja pero esa marca está como tres yo más arriba! 😛 Sí, tiene un ambiente bohemio mezclado con edificios hermosos y una falta de planeamiento en ciertas cosas que me encanta. 🙂 Abrazos Gabriel!
La verdad q sos mi idola !! Tengo 36 años y mi sueños es vivir viajando y en moto ,,espero algun dia lograrlo ,,como anda Sammy ,,se la aguanta ?? Es125 o 150 ? Te envidiooo jaja cuidate nss
Hola Adith! 🙂 Sami es 125 y por ahora va. Los dos únicos temas con ella es el amortiguador que desde que se lo cambie por otro de otra marca no hay problema y la altura (a mas de 2800 las cuestas no le gustan). El resto perfecto. Fuerza que algo siempre hay para idear y poder viajar. Abrazos!
Hola Guada
Me llamo Toni, soy motero y valenciano pero vivo en Nice (Francia). Gracias por tu articulo sobre Valencia y El Carmen que me trae muchos recuerdos. Quizas alguna dia nos cruzamos
Abrazos
Hola Antonio!!!! Amé Valencia. Espero que sean buenos recuerdos. 🙂 Pronto haré Europa. Un abrazo grande y buenas rutas!
Hola Guada
me alegra saber que vas a venir por europa. Vivo en Nice (Francia) no estoy apuntado a eso del ????surfing (o como se diga) pero eres la bien venida (aunque solo tengo un canapé que proponerte) pero si vienes en moto si que te puedo llevar por los Alpes.
Un fuerte abrazo y cuídate
Gracias Antonio!!! muchas ganas de rodar por los Alpes y acampar allí. Me agenda tu mail para escribirte. Un abrazo grande!!!
Me alegra mucho que te haya gustado mi ciudad natal. De verdad que pesaba que comer regaliz era algo universal (por cierto, es una raíz, no una rama 😉 ).
¡Recuperate pronto!
😛 Una rama, anotado. Gracias Ivan! Puede ser que aparezca en otras culturas pero en Sudamérica no vi gente comiendo regaliz por ahora. Una ciclista tenía una rama para lavarse los dientes pero no más que eso. Abrazos!!!