Banjarmasin es la capital del sur de Kalimantan, Indonesia. Está situado en una isla del delta, cerca de la confluencia de los ríos Barito y Martapura. Inundada de canales que le dan un atractivo innegablemente único, se la llama la » ciudad del río» o la “Venecia de Indonesia”.
Muchas casas están construidas sobre balsas, pilotes y gomas sobre el agua. Los canales son utilizados para transportarse, hacer trueques, bañarse, nadar, lavar los platos e incluso como baños.
Camino al mercado, recién comienza a amanecer.Las casas flotantes se pueden trasladar a través del río a gusto de sus habitantes.Mientras tanto, el río comienza a tomar actividad. Un señor partiendo mientras su mujer lava la ropa y el vecino toma un baño.
Además del estilo de vida que se lleva en las partes ribereñas de la ciudad, los mercados flotantes son la marca de identidad de Banjarmasin. Son la forma más económica que tienen los habitantes que viven cerca de las orillas de negociar sus cultivos o realizar compras para revenderlos luego en tierra firme. Los más famosos son Pasar Lhok Baintan y Pasar Kuin.
Los compradores y vendedores reman en pequeñas canoas tradicionales (Jukung) desde pueblos a lo largo del Muara Kuin hasta el lugar de encuentro. La trayectoria al mercado se hace durante el amanecer entre las 4:00 y las 6:00 hs.
A medida que el sol sale, el número de canoas aumenta y la atmósfera se vuelve alegre. La mayoría son mujeres, dado que los hombres confían en su capacidad negociadora.
De a poco comienza a hacerse de día.La señora se lava los dientes.Mientras el mercado comienza a crecer a medida que los mercaderes aparecen.Un tumulto de colores y voces que se traslada parsimoniosamente, casi sin notarlo.La gente sale de sus casas para hacer compras o vender desde los muelles.Un matrimonio esperando pacientemente un comprador para sus canoas.Algunos niños aprenden las labores de sus madres, otros se chupan el dedo.
Se intercambian cocos, plátanos, rambután, otros tipos de frutas, verduras, pollo, pescado, carne, especias y artesanías entre otras cosas. Algunas venden comida y café, preparando todo en el momento con una freidera sobre el bote. Otras van con un pequeño quiosco o con utensilios para la casa.
En el medio, en un barco superior en tamaño, me sentí un fantasma dedicado a plasmar los colores y el dinamismo del mercado. Todas saben que estás allí. Están las que te ignoran, atentas a su tarea. También las que te sonríen con su lápiz labial y caras empolvadas, aceptando aparecer en la foto. Mientras que otras se esconden detrás de sus sombreros anchos o sus ropas. Muchos en estas zonas siguen teniendo la creencia de que las fotos se llevan un pedacito de alma. Intenté explicarles que sólo hace una copia de lo que se ve dentro de sus ojos. Una copia tan imprecisa y estática como lo es un retrato al óleo.
Sonrisa a los viajeros.Labios pintados, bote, remos y sombrero decorados. Casi podría decirse que está recién salida de un desfile tradicional.Esta señora tenía una mirada triste, como si el alma se le estuviera cayendo por los ojos.Un kilo de las bananas de la punta, pidió la señora.Cuando se estaban alejando demasiado comenzaban a remar contra el río para comenzar de nuevo desde el mismo punto a deslizarse a causa de la mano invisible de las mareas.Pintada como muchas, pero con piyama. Este pareciera un atuendo completamente permitido durante la vida diurna.Muchas sujetan el dinero entre los dedos del pie mientras se ocupan de negociar.Les pedí una foto y me concedieron el deseo. Hermosos ojos los de la niña, maquillada a pesar de su temprana edad.
Muchas parecen charlar sobre la vida mientras hacen acuerdos rápidos y silenciosos con la propietaria de otra embarcación. Jamás pierden el equilibrio, ayudándose con las manos para evitar coaliciones desastrosas.
El mercado no se queda quieto. Desde el punto de encuentro comienza a desplazarse sobre el río. Cuando ya se han alejado mucho, en un mutuo acuerdo casi telepático, comienzan a remar para volver al punto de partida.
Cerca del mediodía comienza lentamente a desaparecer. Algunos barcos vacíos se alejan, otros llenos. Un día más de trueque airoso. El río vuelve a estar tranquilo preparándose para el tumulto de colores del día siguiente.
Sentada en el muelle, viendo los botes pasar.Nadie prestaba demasiada atención a los intrusos con sus cámaras. Me sentía casi un fantasma por primera vez en Indonesia.La señora de rojo aleja ambos botes para evitar choques con el suyo.Día de suerte, dos interesadas.Colisión de colores inminente.Las bananas y el rambutan eran los más presentes, pero este bote traía cocos al mercado.Nuevas caras con mangos frescos.Lavando arroz en las mismas aguas donde toman un baño, se lavan los dientes y van a parar los desechos del baño.
CÓMO IR AL MERCADO FLOTANTE:Podés ir por tu cuenta contratando un bote local a la orilla del río. Conviene hacer los arreglos el día anterior. Se puede negociar por 150’000 IDR ida y vuelta. Si encontrás alguien que quiera sumarse se puede dividir el precio.
Otra forma es contratando un guía. Recomiendo a Mukani (Tel.: 0 813 5119 4444, mukani_bmc@yahoo.com). Sabe hablar bien inglés, es confiable, conoce la gente de la zona y las costumbres locales. Se puede negociar por un mínimo de 300’000 IDR totales entrando 6 personas en el barco.
HORARIOS: Todos los días entre las 5:00 y las 9:00 hs. Tener en cuenta que se tarda aproximadamente una hora en llegar.
Las sonrisas no eran tan frecuentes, en cambio las caras de concentración aparecían a cada rato.Al principio vi una señora quitando agua con un tarro debajo de una madera de su bote. Luego entendí que dejan entrar agua a propósito en ese pequeño gabinete ya que allí guardan peces vivos para la venta.Uno de los pocos señores del mercado y, por supuesto, fumando.Intercambios simultáneos mientras la segunda compradora espera su turno.Algunos barcos tienen su garrafa y cocina incorporada. Esta señora vendía bollos fritos.Metiéndonos entre las casas de la orilla me encontré con este señor que rió a carcajadas al ver su foto.Las pulseras en los tobillos de este niño, según me explicó el guía, sirven para ahuyentar los malos espíritus.Apenas nos vieron comenzaron a correr a nuestro encuentro.Luego de un par de fotos nos saludaron desde el muelle mientras nos alejábamos.
CÓMO MOVERSE POR LA CIUDAD:Las opciones son moto-taxi, bici-taxi u Ojek (camioneta colectiva). Es extremadamente difícil conseguir una moto aunque recomiendo hacer el intento ya que yo lo logré. Mi recomendación es ir a la pequeña cabaña de madera que llaman “Tourist Information” y preguntar a la persona encargada si puede conseguir alguna moto de un particular. 100’000 IDR es un precio que van a aceptar, por menos corre a tu suerte.
Lavándose la cabeza.Lavando la ropa.Nadando y tomando un baño. Realmente hacen todo a la orilla del río.Bule!!! (extranjero) – gritó feliz el niño mientras nos saludaba.A falta de bote…Dos niños saludando desde la casa flotante. La gente es encantadora.Hola extranjera!!!Algunas casas son muy antiguas de la época de la colonia holandesa.El mercado nocturno es la mejor forma de adentrarse en la cultura.Farmacia rodante.Se prepara con huevos crudos y otros ingredientes líquidos. Tiene un fuerte sabor a jengibre y sólo es tomado por los hombres. ¿Para qué sirve? Para ayudar a los músculos a «mantener el matrimonio fuerte». Ejem, eso dice la caja.
OTROS LUGARES PARA VISITAR EN LOS ALREDEDORES
Martapura: conocida como «la ciudad de la gema», consta de un mercado de piedras preciosas, y no tanto, abierto de 9:00 a 15:00 hs. Si no se sabe sobre el tema es mejor no comprar ya que hay muchas estafas a la vuelta de la esquina. Si uno es conocedor, vale la pena preguntar por los diamantes y rubíes. Se tarda 1 hora en llegar allí en minivan desde la terminal Km 6 en Jl. Ahmad Yani, Banjarmasin.
En Cempaka, a 20 minutos del mercado de Martapura, se puede visitar la explotación minera de piedras. Realmente nada impresionante. Cierra los viernes
Diamantes, o por lo menos eso me dijeron.Algunas de las piedras que se ven por ahí.Cempaka. Trabajando.